El propóleo es la sustancia con la que las abejas protegen sus colmenas de agentes patógenos. Un nuevo estudio evalúa el rango óptimo de concentración en el que este material natural tendría protección máxima frente a las radiaciones ionizantes y no sería tóxica para las células sanguíneas. Es un punto de partida para futuras aplicaciones clínicas.
El objetivo final de este estudio es el desarrollo de cápsulas orales con la dosis de propóleo adecuada.
Un equipo de investigadores de la Universitat Politècnica de València
(UPV), el Hospital Universitari i Politècnic La Fe, la Universitat de
València y la Universitat Autònoma de Barcelona ha evaluado, mediante
estudios in vitro de citoxicidad (afección celular), el rango óptimo de
concentración de propóleo en el que esta sustancia natural extraída de
la resina de las abejas tendría protección máxima frente a las
radiaciones ionizantes y no sería tóxica para las células sanguíneas.
El trabajo constituye un punto de partida para futuras aplicaciones clínicas del propóleo
Según los resultados de la investigación, esa franja óptima de
concentraciones se sitúa entre 120-500 microgramos/mililitro. Los seres
vivos están expuestos a niveles bajos de radiación ionizante procedente,
entre otros, del sol, las rocas, el suelo, fuentes naturales del propio
organismo y residuos radiactivos de pruebas nucleares.
“En este
rango tenemos una protección máxima frente al daño radioinducido y la
sustancia no muestra un efecto citotóxico ni genotóxico en linfocitos
humanos no irradiados”, apunta Alegría Montoro, responsable del
Laboratorio de Dosimetría Biológica del Hospital La Fe y profesora del
Máster en Protección Radiológica en Instalaciones Radiactivasy Nucleares
de la UPV.
El trabajo, parcialmente financiado por el
Consejo de Seguridad Nuclear, constituye un punto de partida para
futuras aplicaciones clínicas del propóleo. Los resultados se han
publicado en la revista Food and Chemical Toxicolgy y en agosto se presentará una revisión completa sobre el estudio en el Annual International Conference of the Engineering in Medicine and Biology Society EMBC12, que tendrá lugar en San Diego (EE UU).
Punto de partida para ensayos clínicos
El
equipo de investigadores utilizó cuatro biomarcadores genéticos, entre
los que se incluyen el índice mitótico y el de proliferación celular,
con el objetivo de determinar si el propóleo tiene efecto citotóxico
sobre la célula. “A partir de estos biomarcadores es posible conocer
cómo afecta una sustancia a la división de las células: una sustancia
que fuera citotóxica y modificara la etapa de la división celular lo
haría acelerando, ralentizando o incluso deteniendo dicho proceso, y los
tres efectos son negativos”, explica Alegría Montoro.
Los otros
dos biomarcadores utilizados son el estudio de la posible inducción de
alteraciones cromosómicas en cultivos no irradiados a distintas
concentraciones y el intercambio de cromátidas hermanas (SCE), un
biomarcador genético de exposición a agentes químicos.
“Con este
trabajo sabemos ya, a nivel experimental in vitro, la concentración de
propóleo que deberíamos usar para que actuara como agente radioprotector
y no fuera cito o genotóxico para las células no tumorales. Se trata de
un primer paso, un punto de partida para futuros ensayos clínicos. El
objetivo final sería el desarrollo de cápsulas orales con la dosis de
propóleo adecuada, pero para llegar a eso todavía hace falta muchas más
horas de investigación”, añade.
Antecedentes
En
el año 2008, investigadores del Instituto de Seguridad Industrial,
Radiofísica y Medioambiental (ISIRyM) de la Universitat Politècnica de
València y el Hospital La Fe demostraron que el propóleo puede reducir
hasta un 50% el daño en los cromosomas provocado por las radiaciones
ionizantes, protegiendo así al ADN de sus efectos. El nuevo estudio es
fundamental para conocer el rango de concentraciones en que esta
sustancia puede tener un efecto tóxico en células no irradiadas.
fuente/agenciasinc.es
Además de todo lo que se dice en el artículo habría que decir algo más sobre la miel, que a muchos les puede sorprender y, a otros, les puede interesar. Todos sabemos ya, a estas alturas, que la Tierra ha sido visitada en diferentes épocas por nuestros Hermanos Mayores de las Estrellas, por aquellos que, desde el alba de los Tiempos asumieron el compromiso de ayudar y proteger a la Tierra y a su Humanidad. ¡De esto hace más de 18 millones de años!. Ellos nos trajeron muchas semillas que permitieron a muchos pueblos obtener alimentos ricos en nutrientes. También trajeron las abejas y la miel, un fantástico alimento que si se recoge y preserva con toda su pureza, AYUDARA A LA REGENERACION DE TODOS LOS ORGANISMOS.
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