Los profanadores de tumbas arrasan con siglos de historia china

Los ladrones usan dinamita y hasta motoniveladoras para ingresar en las cámaras más profundas –y anteojos de visión nocturna y bombonas de oxígeno para inspeccionarlas. 

Los objetos que se llevan suelen ser vendidos en cuestión de días a comerciantes internacionales.  La policía ya intensificó su campaña contra los delincuentes y el gobierno está asignando recursos adicionales para proteger los sitios históricos y perseguir a los delincuentes. Este año creó el centro nacional de información para manejar estos delitos. El robo de tumbas es un problema global que existe desde hace siglos. Sin embargo, la magnitud del patrimonio chino –con miles de sitios históricos, muchos de ellos en lugares alejados- representa un desafío particular. 

 "Antes, China tenía una gran cantidad de tumbas antiguas valiosas y si bien era deprimente descubrir alguna profanada, se podía de todos modos encontrar otra similar en el futuro", dijo el profesor Wei Zheng, arqueólogo en la Universidad de Pekín. 

"Actualmente, son demasiadas las que fueron destruidas. Una vez que se profana una, es muy difícil encontrar otra similar". Su colega, el profesor Lei Xingshan, dijo: "Antes decíamos que nueve de cada 10 tumbas estaban vacías debido a la profanación pero ahora son 9,5 de cada 10". Con su equipo, encontraron más de 900 tumbas en una parte de Shanxi que investigaron y casi todas habían sido profanadas. Pasaron dos años excavando dos tumbas de gran calidad de los períodos de Zhou occidental y Zhou oriental (que abarcan, entre los dos, desde 1100 AC hasta 221 AC) y descubrieron que ambas habían sido completamente vaciadas por ladrones. 

"Es muy doloroso ver que esto ocurra", dijo Zheng. "Ahora los arqueólogos en realidad persiguen a los profanadores de tumbas". 

 El problema se agravó al abrirse la economía china, dicen los expertos, en tanto coleccionistas locales e internacionales crearon un enorme mercado para los ladrones. 

 En los años 1980 surgió una expresión: "El que quiera ser rico, que excave viejas tumbas y será millonario de la noche a la mañana", dijo Zheng. Agregó, no obstante, que las medidas enérgicas adoptadas por las autoridades están ayudando hasta cierto punto a frenar el problema. Según el ministerio de seguridad pública, la policía investigó 451 casos de profanación de tumbas en 2010 y otros 387 que involucran el robo de reliquias. En los seis primeros meses de ese año, desbarataron 71 bandas, detuvieron a 787 sospechosos y recuperaron 2.366 objetos. Los detenidos son pasibles de multas y prisión de tres a 10 años, o perpetua en los casos más graves. Los funcionarios dicen que los robos de tumbas se han ido profesionalizando cada vez más. Las bandas de las provincias más afectadas –Shanxi, Shaanxi y Henan tienen un legado arqueológico particularmente rico- han comenzado a exportar su experiencia y conocimientos a otras regiones. Un investigador estimó que 100.000 personas participan en el comercio a nivel nacional. Wei Yongshun, investigador principal, dijo a China Daily en 2011 que los jefes de organizaciones criminales contratan a equipos experimentados de ladrones de tumbas y venden el botín a intermediarios lo más rápido que pueden. Otros funcionarios dijeron que los ladrones pagan a los granjeros para que les muestren las tumbas y los ayuden a ocultarse de la policía. Los oficiales locales no cuentan con recursos suficientes para prevenir los delitos y en general no consideran los robos como una prioridad. Otros hacen la vista gorda cuando las bandas los sobornan. 

 En general, los profanadores vuelven a un sitio en reiteradas oportunidades a lo largo de meses. En algunos casos, dicen que los ladrones construyeron pequeñas "fábricas" junto a las tumbas- lo cual les permite entrar pasando inadvertidos. De todos modos, los coleccionistas internacionales tienen tanta responsabilidad por los crímenes como los ladrones propiamente dichos: los elevados precios que ofrecen generan incentivos para los delincuentes. Wei dijo: "Los objetos culturales robados en general se sacan de contrabando a través de Hong Kong y Macao y luego son llevados a Taiwán, Canadá, Estados Unidos o países europeos para ser comercializados". 

 Tanto la magnitud como el valor de las reliquias demuestran la audacia de los profanadores –el año pasado, las autoridades chinas recuperaron un sarcófago de 27 toneladas que había sido robado de Xi'an y fletado a los Estados Unidos. Recién después de cuatro años de investigación, China identificó al coleccionista que había comprado la pieza –de la tumba de la concubina Wu Huifei de la dinastía Tang- por aproximadamente 1 millón de dólares, y se aseguró su devolución. Luo Xizhe, de la oficina de reliquias culturales provinciales de Shaanxi, dijo a China Daily: "Si no tomamos medidas inmediatas y efectivas para proteger estos objetos, en 10 años no quedará ninguno para proteger". 

 Dijo que las autoridades provinciales y nacionales piensan gastar más de 100 millones de yuanes (unas £10 millones) en equipos de vigilancia para las tumbas de Shaanxi en los próximos cinco años. No obstante, los aparatos de vigilancia e imágenes infrarrojas para monitoreo nocturno cuestan 5 millones aunque se trate de una tumba pequeña, agregó. El total del gasto en protección de reliquias culturales aumentó de 765 millones de yuanes en 2006 a 9.700 millones en 2011. 

Wei, el arqueólogo, dijo que en las profanaciones suelen destruirse pruebas muy valiosas para establecer cómo y cuándo se construyó una tumba, aunque se recuperen reliquias. "Dejando de lado los objetos valiosos perdidos, el lugar también se ve dañado y disminuye su valor académico", dijo. En un caso particularmente alarmante el año pasado, los profanadores simplemente se abrieron paso con una motoniveladora a través de 10 tumbas recientemente descubiertas en la provincia oriental de Jiangxi. 

 El diario Global Times informó que había pedazos de ataúdes y objetos de cerámica y hierro diseminados por el lugar arrasado, que presumiblemente se remontaba a 2.000 años atrás. Los arqueólogos dijeron que fue imposible continuar excavando porque la destrucción había sido terrible.

fuente/ revistaenie.clarin.com