La idea que los seres humanos podemos ser una raza de esclavos
pertenecientes a una sociedad extraterrestre no es nueva. Y esta es
también la teoría del escritor William Bramley, que describió muy
claramente en su obra “Los Dioses del Edén” y en la que me he
basado para escribir este artículo.
Esta idea ya fue expresada miles de
años atrás en los registros de las civilizaciones más antiguas de la
humanidad. La primera de esas civilizaciones fue la de Sumer, una
sociedad notablemente avanzada que surgió en el valle del
Tigris-Eufrates entre los años 5000 y 4000 a.C. y floreció como una
civilización mayor en los 3500 a.C. Esto lo explicó con notable detalle Zecharia Sitchin en varios de sus libros.
Al igual que otras sociedades antiguas que surgieron en la región
de Mesopotamia, Sumer dejó registros donde se estableció que criaturas
de apariencia humana de origen extraterrestre gobernaban a la antigua
sociedad humana como los primeros monarcas de la Tierra. A aquellos
pueblos no terrestres comúnmente se les consideraba como “dioses”. Algunos “dioses” sumerios se decía que viajaban por el cielo y por los espacios en vehículos volantes. Antiguas esculturas presentan a varios “dioses” llevando aparatos parecidos a los anteojos de los pilotos modernos.
Los sacerdotes actuaban como intermediarios entre los “dioses”
y la población humana. No todos los dioses mesopotámicos eran
extraterrestres de apariencia humana. Algunos eran aparentemente
androides y se le atribuían atributos ficticios como los que se les
atribuían comúnmente a los dioses extraterrestres de apariencia humana.
No obstante, descubrimos dentro del panteón mesopotámico una clase
diferente de seres que claramente encaja dentro del molde de los “antiguos astronautas”.
Los testimonios históricos y los de los tiempos modernos indican que esos “dioses”
son tan humanos en su comportamiento como nosotros. Sin embargo,
tenemos dificultades para llamarles “dioses” provenientes de algún
planeta, aunque hay muchas especulaciones sobre su lugar de origen.
Además, es posible que la presunta propiedad de la Tierra haya cambiado
de manos durante los últimos milenios.
En el folklore judío, Rahab es el nombre de un demonio marino, un
dragón del agua, el gobernante del mar. Rahab es mencionado en el
Talmud y en el Antiguo Testamento, se le ha dado la etimología de
escándalo, tumulto y arrogancia. Su nombre original era el abismo
primordial, el dragón marino de la oscuridad y el caos, era comparable
al Leviatán y a Tiamat. Más tarde Rahab llegó a ser un demonio
especial, habitante del mar, especialmente asociado al Mar Rojo, en
este caso algunas veces asociados con el Leviatán. Rahab es o era el
ángel de la insolencia y el orgullo, es responsable de agitar las aguas
y producir las olas, el también es responsable de la tempestades del
mar, de acuerdo con algunas fuentes era el ángel guardián de Egipto,
una posición a menudo designada a otros ángeles tales como Belial,
Mastema, Samael y Uzza. Rahab representa el caos en textos antiguos
tales como la Biblia. Y creemos que en realidad representa al “dios”
sumerio Ea.
Rahab es también una organización emparentada con la Hermandad de la
serpiente, organización fundada por el príncipe Annunaki Ea (ENKI)
según la leyenda. La Hermandad de la serpiente se rige por un linaje
sanguíneo, traspasándose la sabiduría de padres a hijos. Los hijos
humanos de este dios sumerio fueron los primeros iniciados hace más de
6 mil años, que es cuando parece se funda la hermandad.
Este linaje,
originario de la Atlántida, parte de Mesopotamia y se dirigen a Europa,
donde siguen la tradición en un entorno totalmente secreto. Participan
del control del mundo a través de sus conexiones con otras logias.
Aseguran ser poseedores de una sabiduría superior enseñada por el mismo
Enki, el portador de luz de conocimiento. Se afirma que guardan
antiguos documentos ancestrales y los iniciados superiores tienen
comunicación con seres extraterrestres, Los antiguos Elohim, los dioses
de la antigüedad.
William Bramley inventó un nuevo término basado en la aparente relación de los “dioses” con la raza humana: “los Custodios”.
Con este nombre identificaba a una sucesión de sociedades
extraterrestres que parece han tenido la propiedad y custodia de la
Tierra desde la prehistoria. Pero yo prefiero utilizar el nombre de Annunakis,
que fue empleado por Zecharia Sitchin. ¿Qué tipo de seres son esos
Annunakis? Los registros históricos y los testimonios modernos los
describen como físicamente muy parecidos a los humanos, racialmente
diversos y bastante similares a los seres humanos en su comportamiento.
Los antiguos escritos y los modernos testimonios indican que las
personalidades de los Annunakis se desenvuelven en una gama completa
desde santos hasta pecadores; desde el más degradado de los déspotas
hasta el más bondadoso de los humanitarios. Desgraciadamente, todo
parece indicar que es el elemento más despótico de su sociedad el que
influye más en los asuntas de la Tierra.
Las antiguas civilizaciones mesopotámicas registraron gran parte de
su historia en tablillas de arcilla. Sólo se ha conservado una parte de
aquellas tablillas, en que se explica una importante historia acerca de
los “dioses” Annunakis y sus relaciones con el Homo sapiens. De
acuerdo a esta historia, hubo un tiempo en que los seres humanos no
existían en nuestro planeta. Pero la Tierra ya estaba habitada por
miembros de la civilización Annunaki. No obstante, la vida de los
Annunakis en la Tierra no era placentera, ya que sus esfuerzos por
explotar los recursos naturales y los minerales de la Tierra,
resultaban agotadores.
Como nos dice una tablilla: “Cuando los
dioses parecidos a los hombres soportaban el trabajo y sufrían el duro
esfuerzo, el afán de los dioses fue grande. El trabajo era pesado, el
cansancio era mucho…”. Las tablillas describe el pesado e
interminable trabajo de los obreros Annunakis en las operaciones
mineras de la Tierra, ordenadas por sus líderes.
Los trabajadores
estaban permanentemente quejándose y amenazando con la rebelión contra
sus líderes. Era necesaria una solución y se encontró una: crear un
nuevo ser que fuera capaz de realizar las mismas labores que hacían los
Annunakis en la Tierra.
Con este propósito en mente los “dioses” Annunaki crearon el Homo sapiens.
Las tablillas mesopotámicas hablan de una historia de la creación en la cual unos “dioses”
“matan” a otro “dios” y mezclan su cuerpo y su sangre con arcilla.
Véase la similitud simbólica con el acto de la Eucaristía en la iglesia
católica. De esta mezcolanza produjeron un ser humano. La nueva
criatura de la Tierra resultó muy similar en apariencia a sus creadores
Annunakis.
En su libro “El doceavo planeta”, Zecharia Sitchin
analiza minuciosamente la historia sumeria de la creación y concluye
que el relato del cuerpo de un “dios” mezclado con arcilla puede tener
relación con la ingeniería genética. Zecharia Sitchin apoya su
sorprendente conclusión señalando que las tablillas sumerias explican
que los primeros humanos fueron creados en el vientre de “diosas”
Annunakis.
De acuerdo a las tablillas, había Annunakis machos y
hembras, que se reproducían mediante relaciones sexuales. De hecho, los
antiguos mesopotámicos dicen que ellos proveían de la relación de
“dioses” Annunakis con mujeres humanas. Sitchin cree que la arcilla en
realidad era una sustancia especial que pudo ser insertada dentro de la
matriz de una ·”diosa” Annunaki. Esta sustancia proporcionaba el código
genético de la nueva criatura: el Homo sapiens (“hombre que piensa”).
Los humanos aparentemente podían ser engendrados de esta manera porque
eran físicamente muy parecidos a los Annunakis. Lo curioso es que los
científicos modernos han conseguido la reproducción de una manera
similar.
Las antiguas tablillas mesopotámicas señalan a un “dios” en particular como el promotor y ejecutor de la creación del homo sapiens.
El nombre de ese “dios” era Ea, que era hijo de un rey Annunnaki que se
decía gobernaba otro planeta dentro del vasto imperio Annunaki.
El
príncipe Ea era conocido por el título de “EN-KI”, que significaba “señor [o príncipe] de la Tierra”.
Los textos de los antiguos sumerios revelan que el título de Ea no era
totalmente preciso porque se decía que Ea había perdido su dominio
sobra la mayor parte de la Tierra con su medio hermano Enlil, durante
una de las innumerables rivalidades e intrigas de los gobernantes
Annunakis. Además de la creación del Homo sapiens, el
príncipe Ea aparece en las tablillas mesopotámicas por muchas otras
realizaciones. Aparentemente Ea era un científico de considerable
talento. Se dice que él drenó los pantanos del Golfo Pérsico y los
reemplazó por tierras fértiles.
Él supervisó la construcción de
represas y diques. A él le gustaba navegar y construyó barcos con los
que navegar los mares. Cuando llegó el tiempo de crear el homo sapiens,
demostró una buena comprensión de la ingeniería genética. Pero de
acuerdo a las tablillas, no sin antes someterlo a un proceso de prueba
y error. También es significativa la descripción de Ea como de buen
corazón con respecto a su creación: el Homo sapiens.
Los textos mesopotámicos retratan a Ea como un abogado que habla
ante los consejos Annunakis a favor de la nueva raza de la Tierra. Ea
se oponía a muchas de las crueldades que muchos gobernantes Annunakis,
incluyendo a su medio-hermano Enlil, cometían con los seres humanos.
Por las tablillas sumerias, se sabe que al parecer Ea no quería que el
homo sapiens se le tratara severamente, pero sus deseos a este respecto
fueron invalidados por otros líderes Annunakis. Como acabamos de ver,
nuestros antiguos y altamente civilizados ancestros relataron una muy
diferente historia del surgimiento de la humanidad sobre la Tierra a la
que nosotros conocemos hoy en día.
Claramente a los mesopotámicos no se
les enseñaban las teorías Darwinianas de la evolución. No obstante, hay
alguna evidencia antropológica sorprendente de la prehistoria para
apoyar la versión de los sumerios. De acuerdo a los análisis en los
días modernos de los registros fósiles, el Homo sapiens emergió como una especie animal diferente en alguna parte entre 700.000 y 300.000 años AC.
Pasando el tiempo emergieron un número de subespecies del homo
sapiens, entre las cuales se incluye la especie a la pertenecemos
todos los seres humanos actuales: Homo sapiens sapiens. El Homo sapiens sapiens apareció
hace apenas 30.000 años —algunos dicen que sólo 10.000 a 20.000 años
atrás.
Esto plantea una importante pregunta: ¿se referían los sumerios
al Homo sapiens o al Homo sapiens sapiens en su historia de la creación? Hay argumentos de que ellos se estaban refiriendo al Homo sapiens original. Pero muy probablemente se estaban refiriendo al moderno Homo sapiens sapiens, ya que el Homo sapiens sapiens es una subespecie del Homo sapiens, la única que aún sobrevive de todo el género Homo
y de los homínidos. Por lo tanto, sus parientes vivos más cercanos son
los grandes simios (a los que pertenece), como el gorila, el chimpancé
o el orangután.
La más antigua historia de la creación fue escrita
alrededor de los años 4.000 – 5.000 a.C. Es más probable que un
registro verdadero de la creación de la humanidad tenga entre 5.000 y
25.000 años, a que haya sobrevivido 295.000 años o más. Si los sumerios
estaban describiendo la historia del Homo sapiens sapiens,
los acontecimientos posteriores descritos en las tablillas
mesopotámicas caen dentro de una estructura de tiempo más plausible.
Los mismos mesopotámicos eran miembros de la subespecie homo sapiens sapiens.
Ellos estaban principalmente interesados en saber cómo ellos mismos
habían llegado a la existencia. En sus variados trabajos, los sumerios
describen a un animal peludo parecido al hombre, el cual parece ser una
de las más primitivas subespecies del homo sapiens. Los sumerios veían claramente a aquellos hombres primitivos como una raza de criaturas totalmente diferentes.
Si las historias de la creación mesopotámica se basan en
acontecimientos reales y si esas historias se refieren a la creación del Homo sapiens sapiens, podemos suponer que el Homo sapiens sapiens
apareció repentinamente en la historia.
Extraordinariamente, esto fue
lo que sucedió precisamente. El registro antropológico revela que el Homo sapiens sapiens
apareció repentinamente en la Tierra, no gradualmente. F. Clark Howell
y T. D. White, de la Universidad de Berkeley, en California han dicho
lo siguiente: “Esa gente [Homo sapiens sapiens] y su cultura
material inicial surge con aparente brusquedad justo 30.000 años atrás,
probablemente más temprano en el Este de Europa que en el Occidente”.
El misterio de esta repentina aparición está relacionada con otro enigma: ¿Porqué el hombre más primitivo [homo sapiens neanderthalensis] se extinguió repentinamente y al mismo tiempo apareció este moderno Homo sapiens sapiens? ¡La evolución no va tan rápida! Los señores Howell y White analizaron esta cuestión y concluyeron: “…
la total, casi repentina desaparición de la población neandertal se
mantiene como uno de los enigmas y problemas críticos en los estudios
de la evolución humana”.
La Enciclopedia Británica coincide: “Los factores responsables
por la desaparición de la población neandertal son un problema
importante para el cual desafortunadamente todavía no hay una clara
solución”. La historia sumeria de la creación ofrece una clara
solución al acertijo, pero es una solución que a mucha gente se le
haría difícil de aceptar: la repentina aparición del Homo sapiens sapiens
acompañada de la abrupta desaparición del homo neandertal fue causada
por una intervención inteligente.
Se puede conjeturar que el hombre
neandertal o bien fue exterminado o bien fue sacado de la Tierra para
hacer espacio a una nueva raza de esclavos; y quizá para prevenir un
cruce entre las dos sub-especies. Cualquiera que pueda ser la verdad
precisa, nosotros conocemos dos hechos con certeza: la antropología
moderna ha descubierto un repentino reemplazo del hombre neandertal por
el hombre moderno; y los registros mesopotámicos establecen que una
planificación inteligente de una raza extraterrestre yace en alguna
parte detrás de este acontecimiento.
Los humanos al parecer somosn
seres espirituales animando cuerpos físicos. El espíritu parece ser la
verdadera fuente de la conciencia, de la personalidad y de la
inteligencia. Sin una entidad espiritual que lo anime, un cuerpo humano
puede ser poco más que un animal reactivo o un muerto. La gente de la
antigua Mesopotamia comprendía completamente este hecho crítico cuando
ellos mencionan a un ser espiritual en conexión con la creación del Homo sapiens sapiens:
“Tú has matado a un dios junto con su personalidad (ser espiritual). Yo
he eliminado su trabajo forzado. Yo he impuesto su afán sobre el
hombre”.
Los gobernantes Annunakis sabían que ellos necesitaban mantener
seres espirituales vinculados a los cuerpos humanos a fin de animar
aquellos cuerpos y hacerlos suficientemente inteligentes para realizar
sus labores: “En la arcilla dios (una entidad espiritual) y el
hombre (cuerpo físico del homo sapiens sapiens) estarán atados en una
unidad hecha única: así hasta el final de los días,la carne y el alma,
las cuales en un dios han madurado, esa alma en un parentesco de sangre
estará unida”.
Las tablillas no explican que tipo de
“personalidades” eran escogidas para animar los cuerpos de los
esclavos. Basados en la observación de cómo se hacen las cosas en la
sociedad humana, podemos suponer que la sociedad Annunaki usó grupos
marginales para obtener los seres espirituales necesarios para animar
la nueva raza de esclavos de la Tierra. Los humanos eran ciertamente
tratados como convictos sentenciados a trabajo forzado: “Con picos
y palas ellos (los seres humanos) construían los sepulcros, ellos
construían los grandes muros de canales, para alimentar a la gente
para el sustento de [los dioses]”.
Los humanos de aquella época eran tratados brutalmente como bestias
de carga por sus creadores extraterrestres. Las tablillas de arcilla
explican la vasta crueldad perpetrada por los Annunakis contra sus
sirvientes humanos. A sangre fría se imponían con frecuencia las
medidas de control: “Mil doscientos años se habían pasado cuando la
Tierra extendida y los pueblos multiplicados.
La Tierra estaba bramando
como un toro, el dios fue molestado con su alboroto, Enlil (medio
hermano y rival de Ea) oyó su ruido y se dirigió a los grandes dioses:
“El ruido de la humanidad se ha hecho demasiado intenso para mí.
Con su
escándalo yo estoy desprovisto del sueño. Córtale los alimentos al
pueblo. Mándale escasez de comida para satisfacer su hambre. Adad (otro
Annunaki) le ocultará la lluvia y, desde abajo, las corrientes (para el
riego regular de la tierra para su fertilidad) no subirán desde los
abismos. Haz soplar el viento y secar el terreno. Haz espesas las nubes
pero no liberes ni una gota de agua. Haz disminuir la producción de los
campos…. No debe haber ningún regocijo entre ellos””.
Una tablilla Asiria añade: “Ordene que haya lluvia; Haga a
Namtar disminuir su ruido; Haga que la enfermedad, vómito, plaga y
pestilencia caiga sobre ellos como un tornado. Ellos ordenaron y hubo
plagas; Namtar disminuyo su ruido; La enfermedad, el vómito, la peste y
la pestilencia cayeron sobre ellos como un tornado”.
Las
tablillas describen las condiciones espantosas de aquella época: fue
cortado el suministro de alimentos; la gente contraía enfermedades que
estrechaban los vientres de las mujeres e impedía el nacimiento de
niños; y el hambre llegó a ser tan insoportable que los seres humanos
se vieron forzados a recurrir al canibalismo.
Las enfermedades menores,
como una parecida a la gripe, hacían también su visita al Homo sapiens,
lo cual sugiere que los “dioses” Annunakis llevaban a cabo verdaderas
guerras biológicas, de manera similar a las siete plagas de Egipto.
Cuando este genocidio no producía suficiente disminución de la
población humana, los Annunakis volvían a la carga. Al final tomaron la
decisión de destruir totalmente a la raza humana mediante una gran
inundación.
Muchos arqueólogos hoy en día creen que hubo una terrible inundación en el cercano Oriente hace miles de años. Recientemente
se hizo un sensacional hallazgo en la colina de Kuyunjik, Irak, en
donde estuvo ubicada Nínive, una de las ciudades míticas de
Mesopotamia. Consistía en una heroica epopeya grabada en doce tablillas
de arcilla y que pertenecían a la biblioteca de rey asirio
Ashurbanipal.
La epopeya fue escrita en acadio; más tarde se encontró
una segunda copia de la época del Rey Hammurabi. En la “Epopeya de Gilgamesh”, anterior a la Biblia, se encuentra una descripción de una gran inundación. Es
un hecho que la versión original de la epopeya de Gilgamesh tiene su
origen en los sumerios, ese pueblo misterioso que dejó asombrosos
números de quince dígitos y una astronomía muy avanzada. También está
claro que el hilo principal de la epopeya de Gilgamesh corre paralelo
al libro bíblico del Génesis.
La primera tablilla de arcilla de los
hallazgos de Kuyunjik relata que el héroe victorioso Gilgamesh
construyó una muralla alrededor de Uruk. Leemos que el “dios del cielo”
vivió en una majestuosa casa que contenía graneros y que los guardias
se colocaron en la muralla. Leemos que Gilgamesh era una mezcla de
“dios” y hombre – dos tercios dios y un tercio hombre. Los peregrinos
que llegaban a Uzuk lo miraban con temor.
De acuerdo a esta epopeya, a un sumerio de nombre Utnapishtim se le
acercó el príncipe Ea, quien se oponía a la destrucción de su creación,
el Homo sapiens sapiens.
Ea le dijo a Utnapishtim que los
otros “dioses” planeaban causar un diluvio para aniquilar a la raza
humana. Ea, quien es descrito en otros registros como un maestro
constructor de barcos y marino, dio instrucciones a Utnapishtim de cómo
construir un barco que pudiese sobrevivir a la inundación. Utnapishtim
siguió las instrucciones de Ea y con la ayuda de sus sirvientes
artesanos y familiares completó el navío antes de que comenzara la
inundación. Utnapishtim cargó enseguida el barco con su oro, su
familia, sus sirvientes artesanos, su ganado y animales salvajes, y
zarpó.
Las tablillas babilónicas y asirias relatan que justo antes de
la inundación, los Annunakis arrasaron la tierra con fuego. Luego
inundaron la región mediante una larga tempestad con lluvias y
rompieron el complejo sistema de diques y represas que habían
construido en Mesopotamia para controlar las erráticas inundaciones de
los ríos Tigris y Eufrates.
La Epopeya de Gilgamesh relata que Utnapishtim y su
tripulación sobrevivieron a la dura prueba. Cuando todo terminó,
buscaron tierra seca soltando una serie de tres pájaros. Si uno de
ellos no regresaba al barco, Utnapishtim sabría que había encontrado
tierra seca cerca en la cual posarse. Utnapishtim, una vez en tierra
firme, fue abordado de nuevo por varios Annunakis que regresaban del
cielo. Pero, en vez de destruir a los sobrevivientes, los Annunakis
transportaron a los humanos sobrevivientes a otra región para que
vivieran.
El relato de Utnapishtim coincide con la historia bíblica de
Noé y el arca. Esto es porque la historia de Noé, como muchas otras
historias del Antiguo Testamento, estaba basada en las más antiguas
escrituras mesopotámicas. Los autores bíblicos simplemente alteraron
los nombres y cambiaron los muchos “dioses” de los escritos originales,
por un solo “Dios” o “Señor” de la religión judía.
Las antiguas escrituras mesopotámicas nos dan otra versión
(distinta de la del Antiguo Testamento) de la famosa historia de Adán y
Eva. En efecto, la narración de Adán y Eva se deriva de las fuentes
mesopotámicas más antiguas que describen su vida bajo los “dioses”
Annunakis.
El “Dios” o ”Señor” de la historia de Adán y Eva en la
Biblia puede ser traducido como un equivalente a los gobernantes
Annunakis en la Tierra. La historia de Adán y Eva es única en cuanto a
que es totalmente simbólica.
Y a través de sus símbolos presenta un
relato intrigante de la historia antigua de la Humanidad. De acuerdo a
la Biblia, Adán, quien simboliza al primer hombre, fue creado por
“Dios” a partir de “polvo de la tierra”. Esta idea refleja la creencia mesopotámica muy antigua de que el homo sapiens fue creado parcialmente de “arcilla”. La mujer de Adán, Eva, fue creada artificialmente también. Ambos vivían en un exuberante paraíso conocido como el Jardín del Edén. Las versiones modernas de la Biblia ubican al Jardín del Edén en la región de los ríos Tigris y Eufrates, en Mesopotamia.
El Antiguo Testamento nos habla de que Adán, el primer hombre, fue
creado para ser un sirviente. Su función fue la de labrar el suelo y
cuidar los exuberantes jardines y cultivos pertenecientes a su “Dios”.
Mientras Adán y Eva aceptaron su estatus de sirvientes y obedecieron a
sus dueños y maestros, todas sus necesidades físicas fueron satisfechas
y se les permitió la permanencia indefinidamente en el “paraíso”.
Sin
embargo, había un pecado imperdonable que ellos no debían nunca
cometer. Ellos nunca debían intentar conseguir cierto tipo de
conocimiento. Aquellas formas de conocimiento prohibidas están
simbolizadas en la historia como los dos árboles: el “árbol del conocimiento del bien y del mal” y “el árbol de la vida”.
El primer “árbol” simboliza el conocimiento de la ética y la justicia.
El segundo “árbol” simboliza el conocimiento de cómo uno puede
recuperar y retener la identidad espiritual y la inmortalidad. Adán y
Eva obedecían las órdenes de sus maestros y vivían en la abundancia
material hasta que otro participante entró en escena. Este participante
es simbolizado como una serpiente.
La serpiente convenció a Eva de comer el fruto del “árbol del conocimiento del bien y del mal”. Esta
fruta es usualmente dibujada como una manzana, pero esto es una
invención posterior. La misma Biblia no menciona una fruta específica
porque la “fruta” era solo un símbolo para representar el conocimiento.
Eva siguió los consejos de la serpiente y convenció también a Adán.
“Dios” (el líder Annunaki) se alarmó inmediatamente. Según el Génesis: “Y
el señor Dios dijo: mira, el hombre ha llegado a ser como uno de
nosotros, conociendo del bien y del mal; y ahora, ¿qué si pone después
sus manos y toma también del árbol de la vida y come, y vive por
siempre?”.
El pasaje de arriba revela una importante verdad
repetida por muchas religiones. Una comprensión verdadera de la ética,
la integridad y la justicia es un prerrequisito para recuperar la
libertad espiritual así como la inmortalidad. Sin un fundamento ético,
la completa recuperación espiritual no es más que una noción fantástica.
Los Annunakis no querían que la humanidad comenzara a recorrer el
camino hacia la recuperación espiritual. La razón es obvia. La sociedad
Annunaki quería esclavos. Es difícil hacer esclavos a gente que
mantiene su integridad y sentido de la ética.
Llega a ser imposible
cuando aquellos mismos individuos no son acobardados por amenazas
físicas debido a que han captado el despertar de nuevo de su
inmortalidad espiritual. Más importante, si los seres espirituales no
pudieran ser atrapados más en cuerpos humanos, sino que en su lugar
usaran y abandonaran los cuerpos a voluntad, no habría seres
espirituales disponibles para animar a los cuerpos de los esclavos. Las
tablillas sumerias revelan una intención Annunnaki para vincular
constantemente seres espirituales a cuerpos humanos.
En la antigüedad
el hombre intentó escaparse de su esclavitud espiritual “comiendo de los árboles bíblicos” y por lo tanto había que pararlos… Y rápido. El Génesis dice: “Por
consiguiente el Señor Dios lo echó (a Adán) del jardín del Edén, para
preparar la tierra de la cual él había sido hecho. Así él expulsó al
hombre; y él colocó en el Este del jardín del Edén a los querubines
(ángeles), y una espada brillante que rotaba por todos lados, para
proteger el camino (prevenir el acceso) al árbol de la vida”.
La “espada brillante” simboliza las medidas que los
Annunakis tomaron para asegurarse de que el conocimiento espiritual
genuino nunca pudiesen estar disponibles para la raza humana.
Para
mejor evitar el acceso a tal conocimiento, el Homo sapiens sapiens fue condenado a un castigo adicional: Ya lo dice el Génesis: “Y
para Adán, él (Dios) dijo: porque tú has oído los consejos de tu mujer
y has comido del árbol del cual te ordené no lo hicieras, diciéndote,
tú no comerás de este; maldito es el terreno para ti, del trabajo tú
comerás su producto por todos los días de tu vida; espinas también y
cardos se te brindarán, así comerás tú las plantas del campo. Comerás
el pan con el sudor de tu frente hasta que retornes a la tierra de la
cual saliste, porque polvo eres y en polvo te convertirás”.
Esta fue una manera muy efectiva para tratar con el “pecado original”
de Adán y Eva. Los gobernantes Annunakis intentaban hacer que los
humanos vivieran toda su vida hasta la muerte sin subir por encima del
nivel de una ardua existencia material. Esto dejaba poco tiempo a los
humanos para buscar la comprensión que necesitaban para llegar a ser
espiritualmente libres.
Una mala interpretación de la historia de Adán y Eva es que el “pecado original”
tiene algo que ver con el sexo o la desnudez. Esta confusión viene de
aquella parte de la historia en la cual Adán y Eva comen del “árbol del conocimiento del bien y del mal”
e inmediatamente se admiran de su desnudez. Sin embargo, no era su
desnudez lo que ellos admiraban. Adán y Eva estaban mortificados por lo
que su desnudez representaba.
Los registros mesopotámicos antiguos
describen a los seres humanos completamente desnudos cuando hacían sus
tareas para sus amos Annunakis. Los Annunakis, por otra parte, eran
pintados completamente vestidos. La implicación es que Adán y Eva se
sintieron degradados por su desnudez porque era el signo de su
esclavitud, no porque el desnudo en sí mismo fuera malo.
Como hemos
visto, se decía que los antiguos humanos eran un constante dolor de
cabeza para sus amos Annunakis. Las criaturas esclavas no sólo
desobedecían a sus gobernantes sino que frecuentemente se convertían en
bandas y se rebelaban. Esto hizo que la unidad humana fuera indeseable
para los gobernantes Annunakis de la Tierra y era mejor que los humanos
estuvieran desunidos.
Una de las formas mediante la cual el problema de la unidad humana
fue resuelto es descrito en la historia bíblica de la Torre de Babel,
un relato que también tiene sus raíces en las escrituras mesopotámicas
antiguas.
De acuerdo al Génesis, esto fue lo que ocurrió después del
Gran Diluvio: “Y la Tierra completa hablaba un lenguaje y usaba las
mismas palabras. Y sucedió que cuando ellos emigraron desde el Este,
ellos encontraron una planicie en la tierra de Sh’nar (Babilonia), una
región de Mesopotamia y se asentaron allí… Y ellos dijeron: vamos,
construiremos por nuestra cuenta una ciudad y una torre cuyo tope
alcanzará los cielos, y tomaremos un nombre para nosotros de tal forma
que nosotros estemos esparcidos todos sobre la faz de la Tierra. Y el
Señor bajó para ver la ciudad y la torre que los hombres estaban
construyendo. Y el Señor dijo: mira, el pueblo está unido y ellos
tienen un mismo lenguaje; y ellos empiezan a hacer esto; y ahora nada
los detendrá de hacer lo que ellos tengan en su mente hacer. Vamos,
bajemos y confundamos allí su lenguaje de tal forma que no puedan
entenderse uno con otro. Así Dios los esparció a ellos por toda la faz
de la Tierra; y ellos pararon la construcción de la ciudad. Así el
nombre de ella es Babel porque el Señor confundió el lenguaje de toda
la Tierra y el Señor los esparció a todo lo ancho de toda la faz de la
Tierra”.
En su libro “El duodécimo planeta”, Sitchin ofrece un intrigante análisis de la historia de la Torre de Babel. De acuerdo a su investigación, la palabra “nombre” en el párrafo “tomaremos un nombre para nosotros” fue una traducción de la antigua palabra shem. La traducción de shem en la Biblia puede ser un error, porque shem viene de la raíz de la palabra shamah que significa “lo que está hacia arriba”.
Antiguos shem
y obeliscos se basan en los vehículos con forma de cohete en que
volaban los “dioses” Annunakis. Sitchin, en consecuencia, cree que la
palabra shem en los textos mesopotámicos debería traducirse como “vehículo celeste”,
queriendo decir nave cohete. Cuando esta traducción se coloca dentro
del pasaje bíblico de arriba, encontramos que los antiguos babilonios
no estaban tratando de hacerse un nombre (una reputación) para ellos
mismos; ellos estaban tratando de hacer un “vehículo celeste”
o cohete.
Las implicaciones de esto son que ellos querían igualar el
poder tecnológico de sus odiados patronos y de esta forma poner fin a
su esclavitud. La misma torre puede entenderse como una plataforma de
lanzamiento para un shem.
Si el análisis de Sitchin es correcto, podremos entender mejor el porqué las entidades Annunaki estaban tan alarmadas con la Torre de Babel
y se sentían en la imperiosa necesidad de desunir a la raza humana. Las
antiguas historias y leyendas de otras partes del mundo apoyan
indirectamente a la historia de la Torre de Babel.
El pueblo
japonés, los esquimales de Alaska, los suramericanos y los egipcios,
todos tienen tradiciones que establecen que sus más antiguos
ascendientes habían sido transportados por “dioses” parecidos a los
humanos a donde sus descendientes viven actualmente, o que aquellos
“dioses” habían sido la fuente del lenguaje y la escritura local. Puede
ser difícil aceptar la afirmación bíblica y mesopotámica de que
antiguas sociedades humanas habían sido separadas miles de años atrás
en un esfuerzo del tipo “divide y vencerás” por extraterrestres voladores, aunque la técnica de “divide y vencerás”
es con frecuencia usada por militares y líderes políticos de la Tierra
durante tiempos de guerra.
Es interesante decir que el uso de esta
técnica fue recomendado años atrás por un distinguido profesor de Yale
si la Tierra pretendía colonizar otros planetas. El profesor sugirió
que la Tierra podría controlar otros planetas habitados echando a
pelear un grupo nativo contra otro.
Si comparamos las ideas antiguas con las modernas acerca de cómo se
generó la humanidad, hallamos dos versiones muy diferentes. La versión
antigua es la de que una sociedad extraterrestre llegó para adueñarse
de la Tierra y buscó explotar los recursos del planeta. P
ara hacer más
fácil la explotación creó una raza esclava: el Homo sapiens.
Los humanos eran tratados como rebaños y con frecuencia matados cuando
llegaban a ser demasiado numerosos o problemáticos. Para preservar al Homo sapiens
como una raza de esclavos y prevenir futuras rebeliones, se les
reprimió el conocimiento espiritual. Los seres humanos fueron
distribuidos geográficamente en grupos lingüísticos distintos y fueron
creadas las condiciones para hacer de la supervivencia física sobre la
Tierra una tarea dura desde el nacimiento hasta la muerte. Este arreglo
fue hecho para que se mantuviera mientras la sociedad Annunaki poseyera
la Tierra.
En contraste, la visión moderna es que los seres humanos han
evolucionado accidentalmente desde un “polvo estelar”, convirtiéndose
en peces, en monos y finalmente el hombre. La visión moderna realmente
parece más fantástica que la antigua.
En la historia de Adán y Eva notamos la aparición de una serpiente.
De la serpiente se dice que es Satán, el enemigo de Dios, a quien
literalmente se transformó en un reptil. La Biblia sugiere que las
serpientes son temidas y antipáticas hoy en día por la intervención de
Satán en el Jardín del Edén. No obstante, debería recordarse que la
historia bíblica de Adán y Eva es totalmente simbólica.
La serpiente,
también fue un símbolo y no un reptil real. Para determinar lo que
representaba la serpiente bíblica, debemos regresar una vez más a las
fuentes pre-bíblicas más antiguas. Cuando lo hacemos, descubrimos que
el símbolo de la serpiente tuvo dos significados muy importantes en el
mundo antiguo: estaba asociado con el “dios” Annunaki Ea, creador y
benefactor de la humanidad, y también representaba una influyente
organización con la cual estaba asociado Ea.
De todos los animales adorados en las sociedades humanas de la
antigüedad, ninguno fue tan importante como la serpiente. La serpiente
era el logotipo de un grupo que había llegado a ser muy influyente en
las antiguas sociedades humanas de ambos hemisferios. Este grupo era
una hermandad disciplinada dedicada a la diseminación del conocimiento
espiritual y al logro de la libertad del espíritu.
La Hermandad de la Serpiente, a la que nos referiremos simplemente como la “Hermandad”,
se oponía a la esclavitud de los seres espirituales y, de acuerdo a las
escrituras egipcias, buscaba liberar a la raza humana de la esclavitud
Annunaki. Debido a que las enseñanzas de la Hermandad incluían la
curación física por medios espirituales, la serpiente también vino a
simbolizar la sanación física. Hoy en día está presente en el emblema
de la Medicina.
La Hermandad también impartía el conocimiento científico en las
antiguas sociedades. Por esa y otras razones, la serpiente llegó a ser
un símbolo venerado por los humanos. Y de acuerdo a los textos bíblicos
y egipcios, un objeto de odio para los Annunakis.
uando buscamos
descubrir quién fundó la Hermandad, los textos mesopotámicos señalan a
un “dios” rebelde, el príncipe Ea. Las tablillas de la antigua
Mesopotamia relatan que Ea y su padre Anu, poseían una profunda ética
y conocimiento espiritual. Este era el mismo conocimiento que
posteriormente es simbolizado con el árbol en la historia bíblica de
Adán y Eva.
De hecho, el símbolo del árbol bíblico viene de los
escritos mesopotámicos pre-bíblicos tales como uno que señala a una
serpiente enrollada alrededor del tronco de un árbol, idéntico al
posterior retrato de la serpiente en el Edén. Del árbol en el grabado
mesopotámico cuelgan dos piezas de fruta. A la derecha del árbol está
el símbolo de la media-luna de Ea; a la izquierda está el planeta
símbolo de Anu. El dibujo indica que Ea y Anu estaban asociados con la
serpiente y su enseñanza.
Esta conexión es confirmada por otros textos Mesopotámicos que describen el palacio de Anu en los “cielos”, guardado por un dios del Árbol de la Verdad y un dios del Árbol de la Vida. En una oportunidad, Ea informó que estaba enviando a un humano para que fuera educado en este verdadero conocimiento: “Adapa
(el nombre de un hombre antiguo), tu arte va ante Anu, el Rey; Tú
tomarás el camino al Cielo. Cuando al Cielo tú hayas ascendido y te
hayas acercado a la puerta de Anu, El Dispensador de Vida y el
Cultivador de la Verdad en la puerta de Anu estará parado”.
Así
encontramos a Ea que trata de enseñar al hombre antiguo (Adán) el
camino de la libertad espiritual. Esto sugiere que Ea proyectó su
creación, el Homo sapiens sapiens, para que se adaptara al
trabajo de la Tierra. Pero en algún momento cambió de parecer acerca de
usar la esclavitud. Si Ea fue una personalidad histórica verdadera como
declaran los sumerios, entonces fue el probable líder de la fundación
de la Hermandad en la Tierra.
La Hermandad puede haber
adoptado la serpiente como su símbolo porque se decía que el primer
hombre de Ea sobre la Tierra había sido creado con lodo de un pantano
infestado de serpientes al cual Ea llamó el Pantano de la Serpiente.
Otra explicación posible para el símbolo de la serpiente es ofrecida
por Sitchin, que dice que la palabra bíblica traducida como “serpiente” es nahash, que viene de la palabra raíz NHSH que significa “descifrar, descubrir”.
A pesar de su buena intención, el legendario Ea y la antigua
Hermandad claramente fallaron en liberar a la raza humana. Los antiguos
mesopotámicos, los egipcios y los textos bíblicos relatan que la “serpiente”
fue rápidamente derrotada por otras facciones Annunaki.
La Biblia nos
informa que la serpiente en el Jardín del Edén fue derrotada antes de
que pudiera cumplir su misión y dar a Adán y a Eva el “fruto” del
segundo “árbol”. Ea, (el cual es simbolizado como una serpiente) fue
proscrito de la Tierra y extensamente infamado por sus oponentes para
asegurarse de que nunca más ayudase a los seres humanos. El título de
Ea fue cambiado de “Príncipe de la Tierra” por “Príncipe de la Oscuridad”. El fue nombrado con otros epítetos como: Satanás, el Diablo, el Mal
Encarnado, el Monarca del Infierno y muchos más.
Fue pintado como el
enemigo mortal del Ser Supremo y como el guardián del Infierno. Se le
decía a la gente que sus únicas intenciones eran las de esclavizar
espiritualmente a todos y que todo lo malo que había en la Tierra había
sido causado por él. Se incitaba a los humanos a detestarlo en todas
sus vidas futuras (reencarnaciones) y a destruirlo con todas sus
creaciones en donde fuera descubierto.
Todas las creencias y prácticas
basadas en Ea fueron tildadas de horribles y degradantes con variadas
denominaciones como satanismo, adoración del diablo, etc., y se
ordenaba que ninguna persona en su sano juicio se relacionase con
ellos. Ea y sus seguidores pasaron a ser vistos como seres detestables
para los humanos.
Todo esto no significa que los antiguos sumerios hubiesen
considerado a Ea como un santo. En los textos Mesopotámicos se le
describe con diferentes fallas de carácter. Si Ea fue una persona real,
entonces parece que era con frecuencia muy descuidado en lo de prever
las consecuencias de lo que hacía. Creando una raza esclava (Homo sapiens), Ea dio a sus enemigos un instrumento poderoso de represión. Parece que terminó de culminar el desatino al fundar la Hermandad de la Serpiente
que, después de su derrota, continuó influyendo en los asuntos humanos,
pero en este caso a través de las facciones Annunaki que se habían
opuesto a Ea y la Hermandad original.
La historia indica que
la Hermandad fue desviada de sus objetivos por sus nuevos “dioses”
Annunakis mediante la represión espiritual y la traición, a pesar de
los esfuerzos de muchos humanistas sinceros.
La Hermandad de la Serpiente
ha sido la herramienta más efectiva para preservar el estatus de los
seres humanos como esclavos y espiritualmente ignorantes a lo largo de
toda la historia.
Durante todo este tiempo y continuando hasta hoy, la Hermandad y su red de organizaciones ha permanecido íntimamente vinculada al fenómeno OVNI.
Esta influencia de la Hermandad
y el efecto que podría tener sobre la humanidad, fue patente ya
alrededor del 2000 a.C. en el antiguo Egipto. Según el doctor John
Coleman, un investigador norteamericano que escribe en el World Intelligence Review, esta supuesta Hermandad de la Serpiente se habría convertido en la actualidad en lo que son los Illuminati, controlados directamente por fuerzas muy poderosas.
Coleman afirma que la masonería illuminati del
grado 33 ha sido utilizada no sólo para infiltrarse y controlar muchas
instituciones políticas, económicas y religiosas, sino también para
crearlas y para servir a intereses desconocidos.
fuente de la información:
http://oldcivilizations.wordpress.com/2011/09/02/%C2%BFque-relacion-tiene-la-hermandad-de-la-serpiente-con-la-humanidad/
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