lunes, 3 de septiembre de 2012

Los audífonos que llevas puestos podrían utilizarse para hackear tu cerebro.


Códigos PIN y, en general, cualquier tipo de información personal puede obtenerse monitoreando las ondas cerebrales del cerebro, experimento que un grupo multinacional de investigadores llevo a cabo con un modelo de audífonos que se ha popularizado mucho en los últimos años. 

 El secreto, la reserva, es parte consustancial de la naturaleza humana, necesaria incluso para su salud mental y aun para un tipo de supervivencia práctica y cotidiana. Paralelamente, sin embargo, ha existido en todas las épocas una fuerza que tira en sentido opuesto e intenta arrancar esos mismos secretos del sujeto, conocerlos, forzar la entrada y violar las cerraduras para saber lo que solo alguien sabe pero otro desea saber. 

En este sentido, los mecanismos por los cuales se intenta abatir la secrecía también cubren un espectro amplio que va de lo más sutil (como en la línea de Hamlet, «Your bait of falsehood takes this carp of truth», “El anzuelo de la mentira pescará la carpa de la verdad”), hasta los más burdos (como la tortura). 

 Pero las nuevas tecnologías ofrecen recursos que quizá nadie hubiera imaginado antes, particularmente un dispositivo que hackea las ondas cerebrales y puede obtener así información personal como códigos PIN, contraseñas, números de tarjetas de crédito y otros datos afines. Esta especie de audífonos transcraneales, desarrollado por investigadores de las universidades de Oxford, California (Berkeley) y Ginebra, fueron probados en personas que al mismo tiempo que se les mostraban imágenes de cajeros automáticos (ATM), tarjetas de débito, mapas, personas y números aleatorios. “La respuesta correcta fue la primera en 20% de los casos para el experimento con el PIN, tarjetas de débito, personas y la máquina ATM. 

La localización fue adivinada exactamente en 30% de los usuarios, el mes de nacimiento para casi el 60% y el banco basado en las máquinas ATM para casi el 30%”, escriben los investigadores en el artículo alusivo. En el caso particular del PIN, la prueba consistió en mostrar a los voluntarios, en una pantalla, números del 0 al 9 al azar, uno por uno y repitiéndolos 16 veces, durante 90 segundos. Simultáneamente se registró la evolución de sus ondas cerebrales, poniendo especial atención a los picos de estas, un indicador de que el estímulo recibido es de algún modo significativo para el sujeto. 

Ahora bien, no deja de ser un tanto inquietante que audífonos de este tipo, manufacturados por compañías como Emotiv Systems y NeuroSky, se han popularizado enormemente, sobre todo entre gamers y personas con entretenimientos u ocupaciones donde son de suma utilidad, lo cual, en combinación con apps de terceros que ofrecen las mismas firmas, los convierte en verdaderas puertas de entrada al cerebro de sus usuarios. 

De acuerdo con Mario Frank, uno de los investigadores involucrados en el estudio, alguien puede diseñar una app maliciosa, en la que una persona confía, pero cuyo fin es “apoyar activamente todos los pasos de calibración del dispositivo para que el software funcione”. Teniendo en cuenta que, según las estimaciones del mismo investigador, en 5 o 10 años podría haber un par de estos audífonos en todos los hogares, “hay potencial para hacer algo malo, para volver esta tecnología contra el usuario”. “La simplicidad de nuestros experimentos sugiere la posibilidad de ataques más sofisticados […]; con la siempre creciente calidad de los dispositivos, la tasa de éxito de los ataques probablemente mejorará”, concluyen los investigadores, ominosamente. 

fuente/ Wired
vía/Pijama Surf

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