El 25 de enero de 1959, diez experimentados esquiadores de la antigua
Unión Soviética, se reunieron al norte de los Montes Urales para
participar en una expedición que prometía ser divertida, esquiando
monte a través por una ruta conocida, que supondría un ejercicio de
entrenamiento para una futura expedición a las regiones árticas, más
difíciles y peligrosas, o eso creían ellos. Solo uno sobrevivió. Los
nueve restantes murieron de manera tan extraña y espantosa que todavía
sigue siendo un misterio, pese a tener el material fotográfico del
equipo y tratarse de la búsqueda mejor documentada de la historia rusa.
El líder de la excursión era Igor Dyatlov, el equipo lo formaban dos
mujeres y ocho hombres: un instructor de esquí, tres ingenieros y siete
estudiantes del Instituto Politécnico de los Urales, ubicado en la
ciudad entonces conocida como Sverdlovsk (antes y ahora, Ekaterinburgo)
,su destino era la cercana Sierra Otorten, al norte de los Urales.
Igor, Yuri Yudin y Lyudmila
Además de Igor Dyatlov (23 años), iban Yuri Yudin (en la fotografía
con gorro de rayas), Yuri Doroshenko (21), Zinaida Kolmogorova
(22), Lyudmila Dubinina (21), Alexander Kolevatov (25), estudiantes;
Alexander Zolotariov (37), guía; Rustem Slobodin
(23), Georgyi Krivonischenko (24) y Nicolás Thibeaux-Brignollel (24),
ingenieros.
Establecieron el primer campamento en el asentamiento de cabañas de
madera de Vizhai. Allí es donde Yuri Yudin, el único superviviente, cayó
repentinamente enfermo y tuvo que abandonar la expedición. Una antigua
lesión en la espalda le impedía seguir adelante. En aquel momento sintió
envidia por sus compañeros, el resto de su vida la angustia de no saber
qué les había ocurrido. ¿O sí sabia algo y por eso no los acompañó?.
Lyudmila, Georgyi, Nicolas y Rustem.
Dos días después partía la expedición. Su primer destino era la
montaña Gora Otorten (N 61° 51′ 39” E 59° 21′ 54”), de allí viajarían
durante 100 kilómetros al sur a lo largo de la cresta principal de los
montes Urales, hasta el pico Ojkachahl. Después seguirían al norte por
el curso del río Toshemka, al este de la ciudad de Vizhai. Actualmente
ésta sería una ruta de dificultad “promedio”, para ellos era mucho más
extrema, pero no hay que olvidar que en ese tiempo la URSS valoraba a
los deportistas de élite, lo que llegaba a exigirles más de la cuenta.
Llegaron a Gora Otorten y allí establecieron el primer y último
campamento base, algo ocurrió esa misma noche que acabó con la vida de
los nueve esquiadores que sigue siendo un misterio, muy documentado,
pero un misterio.
Yuri, Lyudmila, Alexander y Zinaida.
Su ruta, según los mapas de Igor Dyatlov, seguía el valle del río
Auspii, cruzaba una zona boscosa hasta la base de la montaña
Kholat-Syakhl (que en el dialecto mansi, tribu que habitaba el norte de
los Urales, significa “la montaña de los muertos”), a 10 kilómetros de
Gora Otorten. Allí es dónde colocan el campamento. Durante el camino
siguieron una ruta de un cazador de ciervos mansi, que había marcado el
camino el día anterior. Estas fotos fueron las últimas que sacaron una
vez instalado el campamento, se les ve muy alegres y tranquilos.
Lyudmila, Rustem, Nicolás y Zinaida.
Según los cálculos realizados y las previsiones del equipo, llegaron al lugar el 1 de febrero. Todos murieron durante la noche.
La fecha prevista de regreso era el 11 de febrero. Una vez hubieran
llegado al campamento de Vizhai, tenían previsto envíar telegramas a sus
parientes anunciando el éxito de la misión. Al transcurrir más de una
semana y no tener noticias de los jóvenes, las familias piden al
Instituto Politécnico que comience su búsqueda. El rastreo empezó el 21
de febrero, pero no tardan en darse cuenta de la complejidad del rescate
y se pide ayuda militar y civil.
Un compañero del Instituto Politécnico de los desaparecidos, Mikhail
Sharavin, encabeza el grupo de rastreo. Al equipo de búsqueda se unen
dos aviones y un helicóptero. El 25 de febrero, un avión militar que
sobrevuela la zona encuentra los restos del campamento.
El equipo de rastreo se dirige al lugar. Al llegar, encuentran el
campamento abandonado en la ladera oriental de la montaña, conocida como
la zona 1079, Kholat-Syakhl o Montaña de los Muertos, según con quien
hables, militares, senderistas o tribus de la zona. La ladera occidental
de la montaña es famosa por los aludes que allí se producen con
facilidad, pero esa noche no hubo ninguno.
Descubren una tienda de campaña cubierta de nieve y destrozada.
Dentro no hay rastro de los chicos, pero sí todas sus pertenencias, ropa
y zapatos incluidos. Rodeando a la tienda hay numerosas huellas de
pisadas, de al menos ocho personas, unas descalzas, otras con un solo
zapato, sin un rumbo claro, más bien caótico.
Del grupo de pisadas surge una hilera en dirección noreste,
descendiendo hacia el bosque, que al menos siguieron dos personas. El
equipo sigue el rastro.
Sharavin explora la zona y cerca de los árboles encuentra lo que
parece ser los restos de una hoguera o un fuego improvisado, a apenas
500 metros de la tienda.
Y allí mismo, junto a un árbol, encuentran los dos primeros
cadáveres, se trataba de Krivonischenko y Doroshenko, los dos descalzos y
en ropa interior, pese al frío que hizo esa noche. Los dos estaban
cubiertos por ramas caídas del árbol llenas de nieve. El fuego había
quemado las ramas del árbol hasta casi los cinco metros.
Cuando el forense investigó el tronco, vio que estaba cubierto de
trozos de piel y carne humanas. Los cadáveres tenían las manos
destrozadas, por lo que se supone que intentaron trepar desesperados,
cediendo las ramas a su peso. No había rastro de ningún animal, pero
algo tuvo que aterrorizarlos hasta tal punto de hacerles salir corriendo
de la tienda sin vestirse e intentar subir a un árbol desollándose las
manos.
Cerca del lugar, a unos 270 metros y en dirección a la tienda de
campaña, encontraron el tercer cadáver, el del líder del grupo,Igor
Dyatlov . Su encuentro no es menos sorprendente, estaba tumbado boca
arriba, con la cabeza en dirección a la tienda, en una mano sujetaba una
ramita, y con el otro brazo se cubría la cara, protegiéndose.
180 metros más adelante en dirección a la tienda, encuentran el
cadaver de Rustem medio cubierto por la nieve, de cara al suelo y con
una fractura de 17 centímetros en la cabeza.
Cerca hay restos de sangre, los siguen y encuentran a Zinaida, la que
más se acercó a la tienda después de haber huido. La sangre no se pudo
comprobar que fuera suya, pero no parecía serlo.
Las sorpresas no acababan aquí. Al examinar la tienda, comprobaron
que estaba hecha jirones, pero los cortes no se produjeron desde el
exterior, sino desde el interior de la misma, por lo que fueron los
propios chicos los que en un intento desesperado de huir, rasgaron la
tienda.
Entre los restos de la tienda junto a la ropa encontraron sus diarios
y varios royos de película sin revelar, de los que salieron parte de
las fotografías mostradas. Lástima que no hubiese filmación en vídeo,
porque la historia recuerda a películas tipo bruja de Blair.
El resto del equipo no apareció hasta que se produjo el deshielo. El
cuatro de mayo aparecen los restos de los desaparecidos en un barranco
de unos cuatro metros de profundidad, bastante cerca del árbol donde
encontraron los dos primeros cadáveres. A diferencia del resto de sus
compañeros, que aparecieron en ropa interior, éstos estaban vestidos,
pero con prendas al azar. Todos los cuerpos sufrían graves daños.
Lyudmila tenía fracturas simétricas en las costillas con hundimiento de
la caja torácica a la altura del corazón. Zolotarev tenía rotas las
costillas del lado derecho. Thibeaux tiene el cráneo aplastado y de
Alexander Kolevatov no se dice mucho, salvo que estaba allí.
Pero esto no es todo, al examinar el cadaver de Lyudmila, la cabeza
estaba echada hacia atrás (con la fractura en el torax le costaría
mucho respirar), la boca muy abierta y sin lengua ni la carne que
recubre la cavidad bucal. Respecto a la ropa, el pie de Dubinina fue
envuelto en una pieza hecha jirones del pantalones de lana Krivonishenko
y Zolotaryov llevaba el sombrero de piel sintética Dubinina y su
abrigo.
Durante los funerales, fueron varios los familiares que afirmaron que
la piel de los fallecidos era de un extraño color naranja, y su cabello
se había vuelto gris. Además, se encontraron mediciones altas de
radioactividad es varias prendas analizadas, que aunque en posesión de
otros, pertenecían a Lyudmila.
¿Y a qué conclusión llega el equipo forense?
Según el estudio de los cadáveres todos murieron de hipotermia, algo
lógico al encontrarse a 20 º bajo cero. Las fracturas de Lyudmila,
Zolotarev y Thibeaux eran mortales, pero no se descarta la hipotermia
como causa final o acelerante.
Nadie sabe qué ocurrió aquella noche , pero paradójicamente, el caso
está documentado al detalle. De las fotografías tomadas por el propio
equipo y sus diarios, se pueden reconstruir todos sus pasos. Se les ve
felices y sin ningún problema que les afecte al llegar al lugar donde
acamparían. Comieron de 18.00 a 19.00, como demuestra el contenido de
los estómagos, y la comida sin digerir indica que el incidente y la
sucesiva muerte de los nueve se produjo entre los intervalos que van
desde las 21:30/23:30 del 1 de febrero y las 01:30/02:45 de la madrugada
del 2 de febrero.
Fue en el primer intervalo de tiempo cuando se produjo lo que los
investigadores llaman “evento desconocido”, algo que les produce tanto
miedo que les impulsa a romper la tienda para huir colina abajo casi sin
ropa, señal de que el peligro que les acechaba en la tienda era más
temible que morir de frío.
Se dispersan en tres direcciones distintas en tres grupos, pero se
las apañan para reunirse cerca del árbol donde encienden el fuego. Un
fuego puede atraer a aquello que les asusta, que sigue en la tienda
porque no regresan a ella, pero se están muriendo literalmente de frío.
Llegados a este punto se barajan tres hipótesis de por
qué Krivonischenko y Doroshenko se suben al árbol, la hipótesis de
buscar protegerse de algo pierde fuerza, o bien intentaban conseguir más
leña para la hoguera o alcanzar un punto de visión de la tienda, ladera
arriba, para ver si podían volver. Al estar congelados, tal vez ni
notasen que se destrozaban las manos. Ellos dos son los primeros en
morir de frío, probablemente sus compañeros les cubren con las ramas, y
el grupo vuelve a separarse. Dyatlov, Rustem y Zinaida deciden acercarse
a la tienda, pero van cayendo sucesivamente. Los tres mueren
de hipotermia, aunque Dyatlov parece protegerse de algo o alguien y
Rustem presenta una herida en la cabeza.
Los cuatro restantes se esconden, en este momento pueden sufrir las
lesiones que el forense compara con un accidente de tráfico. Lesiones
extrañas, ya que dañan el interior pero no producen ninguna lesión ni
hematoma externo, aunque no es de extrañar debido a la congelación de
los cuerpos. Cayeron por el barranco o se refugiaron en él.
Una caída podría provocar los daños, aunque la altura es mínima, pero
ellos ya estaban en malas condiciones. El primero en morir es Thibeaux,
le sigue Lyudvina, que ha hecho girones los pantalones
de Krivonischenko, ya muerto (lo que justifica que apareciera en ropa
interior) para cubrirse los pies. Cuando ella muere, Zolotarev se pone
su gorro y su abrigo, aunque no le sirve de mucho porque es el siguiente
en fallecer. Kolevatov es el último en morir de hipotermia.
Probablemente fue él el que cubrió a su compañero con el abrigo de la
fallecida.
Monumento a los fallecidos en el cementerio de Sverdlovsk.
¿Qué pudo aterrorizar a un grupo de nueve personas, acostumbrados a
acampar en parajes extremos, y con una gran fuerza física?. No eran
colegiales de campamento con miedo a la oscuridad.
El hecho de que no llevaran ropa también es extraño, porque aun
refugiados en la tienda de campaña, con una temperatura tan baja ningún
experto se quitaría la ropa. Su comportamiento parece un ataque de
histeria colectiva, pero al analizar sus pasos, se aprecia que eran
completamente conscientes de lo que estaba ocurriendo, son capaces de
reunirse después de la huida, se mantienen juntos o en grupos y hasta
son capaces de encender una hoguera en la nieve.
Otro dato curioso es que un ayudante del forense aseguró que fueron
11 los cadáveres encontrados, pero los otros dos desaparecieron
inmediatamente.
No tardaron en circular diversas hipótesis, desde las más
descabelladas a las que parecen más razonables. El caso tuvo mucha
publicidad por tratarse de nueve jóvenes, pero se cerró con otra
incógnita más: los nueve esquiadores murieron por “causa mayor” o
“fuerza sin identificar”, según el ejército ruso, que cerró el paso de
la montaña durante tres años. El mismo que ahora lleva el nombre del
jefe de la expedición, paso de Dyatlov, donde una placa recuerda a los
nueve fallecidos.
Las preguntas son muchas, las respuestas más, pero ninguna da una
explicación satisfactoria. Pero las respuestas… en el siguiente post. Os
dejo dando vueltas a las incógnitas.
Angelika.
Fuentes: Rob Morphy
Curious Britain
Universo desconocido.
Fotografías del archivo oficial.
fuente/ http://tejiendoelmundo.wordpress.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Todo análisis a un articulo, comentario o noticias. De acuerdo o no, le pedimos respeto y el uso de un léxico apropiado. Y, para poder publicar comentarios hay de darse de alta como miembro de este blog. Muchas gracias.